martes, 24 de julio de 2012

Terrorismo perruno

Tenía toda la pinta de ser el día más aburrido y monótono desde que llegamos a Estados Unidos. Por la mañana relax e internet, comida y reserva de habitación por una noche en una casita de Niagara Falls. Por la tarde nos tocaba hacer la colada. Para ello nos dirijimos a casa de nuestros vecinos y amigos aquí en Strasburg, Christina y Eric. A partir de ahí todo cambió.

Tenían planeado dar una vuelta en bicicleta, bajando por la carretera hasta Strasburg, visitar un parque y volver. Todo fue según lo previsto, cuatro bicicletas una tras otra rodando hasta el parque de Strasburg y disfrutando del buen tiempo y la sensación del deporte.

La vuelta prometía ser algo más dura, ya estábamos cansados y el camino era algo más empinado. Volvíamos a colocarnos en fila india uno tras otro, cruzamos la carretera que nos separaba del camino hacia nuestra casa y afrontamos las últimas 3 millas de vuelta (5 kilómetros). Fue en ese mismo instante cuando la suerte del día cambió.

De repente un perro, labrador de raza, saltó corriendo desde el chalet más cercano que estábamos cruzando, sobrepasó un carril de la carretera mientras ladraba enfurecido en nuestra dirección, se aproximó peligrosamente hacia la bicicleta de Sara, pero en el último momento cambió el ritmo y se dirigió hacia la primera bicicleta, con los ojos inyectados en sangre y presa de la rabia clavó sus fauces en el tobillo izquierdo de Christina.

Tras el primer mordisco el perro huyó por donde había venido. A partir de ahí la preocupación se centró en ver si la herida era muy grave. El 'labrador loco' había clavado sus colmillos en los dos lados de la pierna. Llamamos a la policía y a la ambulancia que llegaron con premura. Mientras tanto el dueño del perro, entre asustado y preocupado intentó prestar alguna ayuda.

Finalmente la ambulancia se llevó a Christina con el tobillo ensangrentado e hinchado, acompañada de Eric. Mientras, nosotros subimos las bicicletas a una de las furgonetas del hijo del perro y regresamos a la casa. Un par de horas después recogimos a Christina del hospital con el tobillo vendado y la vacuna del tétano recién puesta.

Nada hacía suponer que el día más aburrido en Estados Unidos iba a acabar de semejante manera. Afortunadamente el accidente no fue a mayores. Muchos dirán que hay veces que el deporte no es bueno para la salud... ;) Saludos a todos.

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